Hoy leí en un diario que la actriz Scarlett Johansson presentó una demanda en la corte de París contra el escritor francés Gregoire Delacourt. Mejor dicho, demanda al editor del escritor francés que en su libro " La premiére chose qu´on regarde" (La primera cosa que miramos) detalla en su novela un personaje que recuerda o puede ser el doble de la actriz neoyorquina.
La demanda: “reparar los daños causados por la violación y el uso fraudulento de los derechos relativos a la personalidad” ?! de S. Johansson???
La nota dice
que en su libro el autor descubre un encuentro entre un mecánico “parecido a
Ryan Gosling” y una modelo que podría ser la doble perfecta de la Johansson
(bueno la verdad no he leído el libro y no sé si el autor dice podría o es la doble perfecta). Pero el fondo del asunto es que el personaje
masculino cree que la mujer es Scarlett Johansson y 60 páginas después este se
da cuenta de su error y que dicha mujer no es otra que Jeanine Foucaprez.
Con esta
absurda y disparatada noticia me doy cuenta que Delacourt es un superventas
(best seller, 100.000 copias vendidas no sé dónde, pero vendidas) que ya había
publicado en 2012 otra novela distribuida en 47 países titulada “La lista de
mis deseos” y que está en proceso de ser adaptada para el cine.
Delacourt
antes de ser demandado esperaba que “la primera cosa que miramos” fuera algún
día llevada al cine con la Johansson en el papel estelar…??
Ahora si no sé
qué pensar, ¿si se sueña con la Johansson no se puede entonces escribir o
describir ese sueño en una obra de ficción? Negativo si se describe un sueño y
negativo si se describe lo vivido… tal vez por esto Carlos Fuentes se gastó 232
paginas para repasar su historia personal con la actriz Jean Seberg entre los años 1969-1970
en su novela publicada en 1994 (La Seberg murió en 1979) titulada “Diana o la
cazadora solitaria”, reemplazando el nombre de la Seberg por el de Diana Soren.
En dicha ocasión la realidad, por lo menos la que describe Fuentes pasó al
territorio nebuloso de los sueños. Curioso entonces ver una de las portadas del
libro de Fuentes (no la de la primera edición) donde el rostro de la mujer es
sin duda la misma Seberg. ¿Podría entonces Delacourt eliminar su referencia a
la Johansson pero voltear a la mujer del vestido rojo de su portada hasta parecerse a la inocente
esposa de Lost in Translation?
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