Blog dedicado a escribir y reflexionar sobre cualquier cosa, como un ejercicio diario? semanal? mensual? Este es un cuaderno que me imagino rojo y que viaja desde Colombia hasta Canadá, y que ocasionalmente se queda en el mar Caribe, mirando hacia el mediterráneo y mirando desde la imposible fuente del parque del Peñón en Cali.
¿Acaso Del Jordan, la narradora del libro Lives of Girls and Women (1971) de Alice Munro, podría tener el mismo rostro de la Sissy Spacek de Badlands (1973)? A juzgar por la caratula de la edición de Penguin Canada (Modern Classics) del 2005, donde se le ve a Del mirando desde dentro de un carro, la respuesta podría ser irrefutable, o solo una coincidencia en el tiempo y el espacio de estos dos universos creativos: Alice Munro por un lado y la trágica historia contada para el cine por Terrence Malick en Badlands por el otro.
Sissy Spacek (Badlands, 1973).
Lives of Girls and Women (Alice Munro, 1971).
Portada de la edición de Penguin Canada 2005.
Entrevista realizada por Jasmine Garsd en el programa Alt.Latino de NPR (National Public Radio) a Tego Calderon. Música desde Puerto Rico. Plus música de Ismael Rivera...
Cuentos o
relatos de dos o tres páginas, escenas crudas de La Habana, de Cuba; quizás no
aptas para todos los lectores. Algún vestigio de poesía, de simpleza, de una cotidianidad
apabullante que aplasta y hace sangrar. Insuficientes e imprecisos adjetivos
para acercarme a la literatura de Pedro Juan Gutiérrez (Matanzas, Cuba, 1950). Hace
un año o dos una estudiante cubana del doctorado me escribió este nombre entre
sus recomendaciones de la narrativa de su país, en ese entonces yo andaba un
poco más propenso a leer a Wendy Guerra (La Habana, Cuba, 1970), ganadora del
primer Premio de Novela Bruguera en el 2006 con su novela Todos se van (nota curiosa: se lee en los preliminares de la novela
publicada que dicho premio se otorgó por un jurado único, el escritor español
Eduardo Mendoza, lo anterior no le quita calidad a la obra pero si le agrega
cierto morbo). De Wendy Guerra compré su novela sobre el itinerario de Anais
Nin en Cuba titulada Posar desnuda en La
Habana (2011) y de la cual no terminé del todo atrapado aunque completé todas
sus 197 páginas. Ahora leo Todos se van
y encuentro que se conecta de forma más directa con lo que por lo menos ahora
quiero leer.
Veo en el Facebook
fotos de La Habana, visitas, viajes que muestran un cielo muy azul, despejado y
también una ciudad que pareciera que no terminara de descascararse nunca. La
ciudad de Pedro Juan y de Wendy, la misma y diferente a la vez…
Por ahora escojo
el paisaje que describe Pedro Juan, un paisaje un tanto diluido entre el asco y
el denominado “realismo sucio” con que se nombra su literatura. Escojo un párrafo
no sucio para lectores castos…si es que estos existen…
“Cuando me quede solo tenía
mucho tiempo para pensar en todo eso. Yo vivía en el mejor sitio posible del
mundo: un apartamento en la azotea de un viejo edificio de ocho pisos en Centro
Habana. Al atardecer preparaba un vaso de ron muy fuerte, con hielo, escribía
unos poemas duros (a veces medio duros,
medio melancólicos) que dejaba por ahí, en cualquier lugar. O escribía cartas.
A esa hora todo se pone dorado y yo miraba mis alrededores. Al norte el Caribe
azul, imprevisible, como si el agua fuera de oro y cielo. Al sur y al este de
la ciudad vieja, arrasada por el tiempo, el salitre y los vientos y el
maltrato. Al oeste la ciudad moderna, los edificios altos. Cada lugar con su
gente, sus ruidos y su música. Me gustaba beber el ron en el crepúsculo dorado
y mirar por las ventanas o quedarme un buen rato en la terraza, mirando la
entrada del puerto, con esos viejos castillos medievales, de piedra desnuda,
que en la luz suave de la tarde parecen aún más hermosos y eternos. Todo eso me
estimulaba a pensar con alguna lucidez. Pensaba por qué mi vida era así.
Intentaba entender algo. Me gusta sobrevolarme, observar de lejos a Pedro Juan.”
Pedro Juan Gutiérrez, “El
recuerdo de la ternura”. Trilogía Sucia
de La Habana.
Hoy leí en un diario que la actriz Scarlett Johansson presentó una demanda en la corte de París contra el escritor francés Gregoire Delacourt. Mejor dicho, demanda al editor del escritor francés que en su libro " La premiére chose qu´on regarde" (La primera cosa que miramos) detalla en su novela un personaje que recuerda o puede ser el doble de la actriz neoyorquina.
La demanda: “reparar los daños causados por la violación y el uso fraudulento de los derechos relativos a la personalidad” ?! de S. Johansson???
La nota dice
que en su libro el autor descubre un encuentro entre un mecánico “parecido a
Ryan Gosling” y una modelo que podría ser la doble perfecta de la Johansson
(bueno la verdad no he leído el libro y no sé si el autor dice podría o es la doble perfecta). Pero el fondo del asunto es que el personaje
masculino cree que la mujer es Scarlett Johansson y 60 páginas después este se
da cuenta de su error y que dicha mujer no es otra que Jeanine Foucaprez.
Con esta
absurda y disparatada noticia me doy cuenta que Delacourt es un superventas
(best seller, 100.000 copias vendidas no sé dónde, pero vendidas) que ya había
publicado en 2012 otra novela distribuida en 47 países titulada “La lista de
mis deseos” y que está en proceso de ser adaptada para el cine.
Delacourt
antes de ser demandado esperaba que “la primera cosa que miramos” fuera algún
día llevada al cine con la Johansson en el papel estelar…??
Ahora si no sé
qué pensar, ¿si se sueña con la Johansson no se puede entonces escribir o
describir ese sueño en una obra de ficción? Negativo si se describe un sueño y
negativo si se describe lo vivido… tal vez por esto Carlos Fuentes se gastó 232
paginas para repasar su historia personal con la actriz Jean Seberg entre los años 1969-1970
en su novela publicada en 1994 (La Seberg murió en 1979) titulada “Diana o la
cazadora solitaria”, reemplazando el nombre de la Seberg por el de Diana Soren.
En dicha ocasión la realidad, por lo menos la que describe Fuentes pasó al
territorio nebuloso de los sueños. Curioso entonces ver una de las portadas del
libro de Fuentes (no la de la primera edición) donde el rostro de la mujer es
sin duda la misma Seberg. ¿Podría entonces Delacourt eliminar su referencia a
la Johansson pero voltear a la mujer del vestido rojo de su portada hasta parecerse a la inocente
esposa de Lost in Translation?
Aprovechando un viaje a la
Florida en el verano pasado, tomé en serio la propuesta de Juan de enviar una
historia que tuviera como eje central el tema del viaje: uno real, imaginado o
soñado. Revisé el blog de la convocatoria titulado Notas Viajeras y pensé en alguna idea para el texto. A parte de
incluir (como siempre) ropa que no utilicé, así como un cuaderno delgado donde
se escribiría el relato, decidí imprimir el cuento de García Márquez El avión de la bella durmiente (1982) con
la romántica idea de leerlo, releerlo en algún trayecto del vuelo. Imprimí
también otro cuento con el mismo titulado colgado en la red, este de un autor
diferente como resultado de un taller de escritura creativa. Lo firmaba Hannah
Unger y narraba el mismo viaje de París a New York pero a diferencia del de
García Márquez en versión femenina. Con esos dos cuentos me fui y con un
ejemplar de fin de semana del periódico The Globe and Mail que me duró todo el
viaje hasta el regreso.
El viaje en avión fue placentero,
el tiempo en las playas lo esperado y las carreteras no presentaron ningún
contratiempo. Al final regresé sin nada escrito por supuesto y solo días
después entre clase y clase de Gabriela de natación, fui escribiendo la
historia del viaje, de un supuesto viaje realizado, imaginado o soñado como
decía la convocatoria. Escribí sobre lo que recordé de hace mucho tiempo de mis
barrios de infancia en Cali, de una novela que nunca se terminó, de alguien de
nombre Valentina, del cine francés como siempre con la escena final de la
Seberg en Sin Aliento (1960),
cerrando sus labios y ese gesto de los dedos sobre su boca. Escribí de un viaje
que nunca he hecho, del posible regreso a Cali y del regreso a un sitio nunca
visitado, acaso un sitio solo leído. De todo eso se trata mi cuento publicado
en la antología Notas Viajeras, nuevos
autores latino-canadienses que enlazo a continuación.
Música de Chico Buarque y párrafos de Ellos eran muchos caballos de Ruiz Ruffato: historias surcadas por la violencia y el día a día de una ciudad llena de alegrías y tristezas.
Construcción Chico Buarque - Daniel Viglietti/1982
Amó aquella vez como si fuese última besó a su mujer como si fuese última y a cada hijo suyo cual si fuese el único y atravesó la calle con su paso tímido subió a la construcción como si fuese máquina alzó en el balcón cuatro paredes sólidas ladrillo con ladrillo en un diseño mágico sus ojos embotados de cemento y lágrimas sentóse a descansar como si fuese sábado comió su pan con queso cual si fuese un príncipe bebió y sollozó como si fuese un náufrago danzó y se rió como si oyese música y tropezó en el cielo con su paso alcohólico y flotó por el aire cual si fuese un pájaro y terminó en el suelo como un bulto fláccido y agonizó en el medio del paseo público murió a contramano entorpeciendo el tránsito amó aquella vez como si fuese el último besó a su mujer como si fuese única y a cada hijo suyo cual si fuese el pródigo y atravesó la calle con su paso alcohólico subió a la construcción como si fuese sólida alzó en el balcón cuatro paredes mágicas ladrillo con ladrillo en un diseño lógico sus ojos embotados de cemento y tránsito
sentóse a descansar como si fuese un príncipe comió su pan con queso cual si fuese el máximo bebió y sollozó como si fuese máquina danzó y se rió como si fuese el próximo y tropezó en el cielo cual si oyese música y flotó por el aire cual si fuese sábado y terminó en el suelo como un bulto tímido agonizó en el medio del paseo náufrago
murió a contramano entorpeciendo el público
amó aquella vez como si fuese máquina besó a su mujer como si fuese lógico alzó en el balcón cuatro paredes flácidas sentóse a descansar como si fuese un pájaro y flotó en el aire cual si fuese un príncipe y terminó en el suelo como un bulto alcohólico murió a contromano entorpeciendo el sábado
De una entrevista de la revista
Semana, veo un video donde han sido invitados tres escritores colombianos para
hablar de libros, de experiencias y de la nunca olvidada pregunta acerca del
compromiso social del escritor. Antonio Montoya, Ricardo Silva y Juan Gabriel
Vásquez. Antonio Montoya quizás no es Antonio Montoya pues no me acuerdo de su
nombre aunque ha escrito La Siempreviva.
Al final hablan de libros para recomendar y editoriales independientes,
entonces surge el nombre de la editorial Rey+Naranjo.
Entro a su página web, pues hoy lo que no tenga una no existe. La imagen de la
página es blanca, limpia, propio de un diseñador gráfico y de una fotógrafa,
los dos dueños. El catálogo de literatura es limitado, no así los libros de
comics, gráficos y de arte. Dentro del catálogo de literatura están Andres Burgos,
colombiano que he escuchado pero no leído y Luiz algo, o Luis Ferruzi. No sé.
Escritor Brasilero de padres italianos. Ahora no tengo internet para revisar y
precisar los datos. No hay internet en toda la ciudad. Debería escribir a mano,
en mi cuaderno rojo, pero caigo en la pereza y lo hago directamente en mi Sony
Vaio de un lustro que aún se niega al retiro.
El libro que publica Rey+Naranjo
se llama: Ellos se llaman caballos.
No. Ellos eran muchos caballos y el
escritor Luis Ruffato. Leo que es un recorrido por Sao Paulo a través de
viñetas, de historias cortas que forman la novela. Quizás este sea el libro que
pida traer de Colombia. Ahora me interesan más las ciudades pero a través de la
literatura, la ciudad narrada. La narración que nace de la vorágine de alegrías
y miedos que recorren las calles y avenidas. Las ciudades narradas. Ciudades en
expansión, ciudades en crecimiento. Pero también ciudades que mueren? Acaso
mueren las ciudades hoy? Leo hace unos días una crónica sobre Detroit titulada La ciudad que se encoge, y entonces se
narran las familias que se van y las casas que se abandonan, las que se come la
hierba y se pierden en los recuerdos que ahora vagan por otras ciudades que
ofrecen un futuro mejor. Ciudades que se encogen y otras que crecen. Sao Paulo
creciendo, desbordada u organizada, así como la quieren muchos y la quiso el
desaparecido Niemeyer. Brooklyn, New York, la ciudad de Teju Cole, el escritor
de Lagos, que a partir de los diecisiete años vive en Nueva York y que ha
escrito una novela que es un recorrido por la ciudad que conoce y que descubre
a través de los pasos de Julius, su personaje. La novela de Teju Cole titulada Open City.
Finalmente otro libro, no de
ciudades pero que tiene lugar una vez más en Nueva York, la narración del
ingreso a la locura de Susannah Cahalan, la periodista que sin entenderlo se desconecta
y se ve en una clínica atendida como una loca. Similar al cuento de Garcia
Marquez Solo vine a hablar por teléfono
pero a mi juicio más creíble; aunque es natural pues la narración de Susannah Cahalan viene de su vida real, de su propia experiencia. Su libro Brain on Fire. My month of madness.
Tres libros para leer: Ellos eran muchos caballos de Luis
Ruffato. Open City de Teju Cole. Brain on Fire de Susannah Cahalan.