Hoy se clausura en España la Octava Conferencia Internacional Literatura
y Automóvil, organizada por la Fundación Mapfre. La inauguración fue el
pasado lunes 5, con la conferencia del querido y no tan querido Bryce Echenique
(aquel del plagio y la polémica en el reciente premio de la Feria de
Guadalajara en México); pero lo que realmente me interesa (y como siempre cada elección
es subjetiva) es la conversación que sostuvieron el martes 6 los escritores
Paul Theroux (Massachusetts, 1941) y Cees Nooteboom (La Haya, 1933), este ultimo no tiene mucho
que ver en el denominado Boooom de que escribí la semana pasada. La charla que
sostuvieron y que fue moderada por el periodista y editor cultural de El País de España Juan Cruz, se titulo: Dos en la carretera. El titulo no podía ser
otro tratándose de la presencia del viaje en las obras de ambos escritores y debido
al tema mismo de la conferencia.
Otro tema interesante fue el presentado por
James Ellroy (Los Ángeles, 1941) y titulado:
El automóvil en la novela negra. De Ellroy me viene más a la mente el
recuerdo de dos de sus obras llevadas al cine: The Black Dahlia (1987) y
L.A. Confidential (1990), la primera
con Hilary Swank y Scarlet Johansson recreando aquel crimen no resuelto de
Elizabeth Short ocurrido en Los Ángeles en 1947. La segunda con la rencontrada
Kim Basinger.
Bueno pero mi interés, antes que en novela
negra, se centra en la novela de viajes, de encuentros y casi por obligación y permeabilidad, de
transposiciones, conexiones, convergencias e intertextualidades. Pues cada
viaje de Theroux y Nooteboom se relee y se rescribe en el momento de enfrentarnos a sus textos.
Aquí un paréntesis, el verbo enfrentar, enfrentarnos. Reviso las definiciones que trae el RAE (Real
Academia Española) y busco los motivos por los cuales no me gusta dicho verbo
al hablar de dos textos, pero encuentro que la primera definición habla de poner frente a frente, y entonces, sin explicación,
entiendo que para mi de alguna forma las dos siguientes definiciones son las
que primero vienen al escuchar dicho verbo. Hacer
frente al enemigo y hacer cara a un
peligro. Entonces encuentro que las relaciones que hacemos entre palabras y
significados que puede ser tan dispar como aquella de lectores y escritores, y
que de cierta forma viene alimentada de nuestro consumo: visual, auditivo,
textual y hasta sexual. En fin, enfrentar
debe ser entonces un buen verbo. (Hoy hable a los estudiantes de español de lo nutritivo de la lectura?)
La vida trashumante de ellos, Theroux y
Nooteboom, puede ser un buen pretexto para viajar, para continuar o regresar por
ese viaje que anuncian las imágenes, las palabras y los recuerdos. De los
libros solo nombrar dos: My Other Life
(1996) de Theroux sobre la vida ficcional del propio escritor y sus viajes
entre África e Inglaterra. Lost Paradise
(2004) de Nooteboom sobre dos mujeres brasileñas que viajan a Australia, y un crítico
literario Holandés que viaja a un spa en Alemania.
Dentro de tanta intertextualidad se puede
llegar a la confusión y a la perdida total, perdida de rumbo, de caminos, como
este que dejo a propósito, pues en esta entrada se hizo alguna referencia del automóvil,
o por lo menos su contexto, pero del perro?
Del perro escribiré después.
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