lunes, 26 de noviembre de 2012

Visaro




Cortázar + Goya



Leyendo Trilce de Vallejo, aquel libro de poemas publicado en 1922 con un tiraje de 200 ejemplares y que definiría la vanguardia poética de las letras hispanas, repaso los viajes que dichas letras relacionan con otras que ya hemos leído antes; y entonces tomo las palabras del “maquinista” que no se si son propias o prestadas cuando dice: Poeta: redes extrañas entre realidades distantes. Y creo no una nueva maquina, o por lo menos no de forma consciente, pudiera parecer más bien un piñón de dicha maquina, pero lo que encuentro es un artefacto, una herramienta que nos permite, no ver, sino solo delimitar y enfocar nuestra vista, un simple aro de metal que no llega a ser un catalejo, un aro por donde se ve un cuadro, se lee un libro o se ve a un niño correr en la playa. El mismo aro que enfoca el cuadro pero que permite verlo fuera del aro, ver dentro del aro, o ver fuera del aro, enfocar las paginas del libro, o enfocar las letras que se escapan del aro, ver al niño correr, o ver fuera la pelota que se aleja y por la que tanto corre antes de irse al mar.

El aro se lleva en el bolsillo, sin necesidad de mucho espacio, dejando que su uso irresponsable superponga todo a su alcance. El aro sirve pero a la vez es inútil al enfrentar las variantes de cualquier camino, con la ventaja que nuestro recorrido, formado de lecturas, ideas, rabias, amores, pinturas, imágenes, sonidos, nostalgias, alegrías y revisitas, se puede hacer y deshacer un sin numero de veces con la certeza de nunca estar en el mismo punto. Leo a Vallejo y pienso en aquel rincón que se me vuelve un extenso campo inexplorado:

XV

En el rincón aquel, donde dormimos juntos
tantas noches, ahora me he sentado
 a caminar.

Esta noche pluviosa,
Ya lejos de ambos dos, salto de pronto…
Son dos puertas abriéndose y cerrándose,
dos puertas que al viento van y vienen
sombra a sombra.


Cesar Vallejo, Trilce (1922).


Leo y pienso en el salto que a nuestros ojos representa el mundo, el salto que forman las imágenes y las lecturas de aquellas, las lecturas de la pugna de unas letras junto a otras que nos refieren a las cosas y que algunas, muchas veces, nos refieren a nosotros mismos en un recorrido anterior, recorrido futuro o un recorrido instantáneo; las palabras que veo a través del aro que no me atrevo a nombrar, pero que al pensar en Trilce y el posible origen de dicha palabra que no existe, Trilce, y que puede evocar tanto a tres como a la yuxtaposición de triste y dulce, me pone a pensar en el artefacto/herramienta con el que trato de visualizar el viaje, los caminos y sus cruces con las variantes que tomo y las que no tomo, entonces me viene la idea de visor y de aro, llegando a la obviedad de la palabra visaro y la idea indefinida de unidad.

La mirada del visaro mira una pagina de Cortázar, dejando por fuera la obra de Goya y viceversa, mira múltiples universos socio-culturales, mira las obras de dichos universos, que a su vez tienen su origen en un cruce y encuentro de caminos. Buenos Aires, París, Zaragoza, Burdeos, Roma.



Goya + Cortázar

jueves, 8 de noviembre de 2012

El Perro y el Automóvil


 

 

Hoy se clausura en España la Octava Conferencia Internacional Literatura y Automóvil, organizada por la Fundación Mapfre. La inauguración fue el pasado lunes 5, con la conferencia del querido y no tan querido Bryce Echenique (aquel del plagio y la polémica en el reciente premio de la Feria de Guadalajara en México); pero lo que realmente me interesa (y como siempre cada elección es subjetiva) es la conversación que sostuvieron el martes 6 los escritores Paul Theroux (Massachusetts, 1941) y Cees Nooteboom  (La Haya, 1933), este ultimo no tiene mucho que ver en el denominado Boooom de que escribí la semana pasada. La charla que sostuvieron y que fue moderada por el periodista y editor cultural de El País de España Juan Cruz, se titulo: Dos en la carretera. El titulo no podía ser otro tratándose de la presencia del viaje en las obras de ambos escritores y debido al tema mismo de la conferencia.

Otro tema interesante fue el presentado por James Ellroy (Los Ángeles, 1941) y titulado: El automóvil en la novela negra. De Ellroy me viene más a la mente el recuerdo de dos de sus obras llevadas al cine: The Black Dahlia (1987) y L.A. Confidential (1990), la primera con Hilary Swank y Scarlet Johansson recreando aquel crimen no resuelto de Elizabeth Short ocurrido en Los Ángeles en 1947. La segunda con la rencontrada Kim Basinger.

Bueno pero mi interés, antes que en novela negra, se centra en la novela de viajes, de encuentros  y casi por obligación y permeabilidad, de transposiciones, conexiones, convergencias e intertextualidades. Pues cada viaje de Theroux y Nooteboom se relee y se rescribe  en el momento de enfrentarnos a sus textos.

Aquí un paréntesis, el verbo enfrentar, enfrentarnos. Reviso las definiciones que trae el RAE (Real Academia Española) y busco los motivos por los cuales no me gusta dicho verbo al hablar de dos textos, pero encuentro que la primera definición habla de poner frente a frente, y entonces, sin explicación, entiendo que para mi de alguna forma las dos siguientes definiciones son las que primero vienen al escuchar dicho verbo. Hacer frente al enemigo y hacer cara a un peligro. Entonces encuentro que las relaciones que hacemos entre palabras y significados que puede ser tan dispar como aquella de lectores y escritores, y que de cierta forma viene alimentada de nuestro consumo: visual, auditivo, textual y hasta sexual. En fin, enfrentar debe ser entonces un buen verbo. (Hoy hable a los estudiantes de español de lo nutritivo de la lectura?)

La vida trashumante de ellos, Theroux y Nooteboom, puede ser un buen pretexto para viajar, para continuar o regresar por ese viaje que anuncian las imágenes, las palabras y los recuerdos. De los libros solo nombrar dos: My Other Life (1996) de Theroux sobre la vida ficcional del propio escritor y sus viajes entre África e Inglaterra. Lost Paradise (2004) de Nooteboom sobre dos mujeres brasileñas que viajan a Australia, y un crítico literario Holandés que viaja a un spa en Alemania.

Dentro de tanta intertextualidad se puede llegar a la confusión y a la perdida total, perdida de rumbo, de caminos, como este que dejo a propósito, pues en esta entrada se hizo alguna referencia del automóvil, o por lo menos su contexto, pero del perro?

Del perro escribiré después.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Poemas de José Juan Tablada



La masía, Miró (1921-22)

Dos poemas de José Juan Tablada, México 1871-1945: su poesía superpuesta sobre el rastro del maestro del Haiku: Basho, Japón 1644-1694. A diferencia del texto original de Tablada rodeado de los dibujos de Best Maugard, se superpone La masía (1921-22) de Miró, aquel traslapo donde los objetos se yuxtaponen marcando la distancia y la perspectiva entre ellos. Hay un primer plano de objetos, sobre un segundo plano liderado por la casa. De igual forma la poesía de Tablada deja ver de entre sus palabras, las figuras de un Basho incandescente.


Hotel "La Esperanza"
En un mar de esmeralda
buque inmóvil
con tu nombre por ancla.

(Bogotá, Colombia)
El Jarro de Flores, De Camino, 1922



Panorama
Bajo de mi ventana, la luna en los tejados
y las sombras chinescas
y la música china de los gatos.

El Jarro de Flores, Paisajes, 1922

boooom (latinoamericano)




Tomando una fuente que de forma paulatina adquiere mayor aceptación, pero que de igual forma (y no se si por su carácter colaborativo y anónimo) mantiene gran reticencia de parte de los puristas del uso de las enciclopedias, encuentro un listado de los autores latinoamericanos que la historia, dicha historia, incluye como representantes del boom latinoamericano y otra de precursores del mismo boom; me doy cuenta, sin emitir ningún juicio que sueñe ser absoluto, que mis preferencias han estado con los autores que precedieron lo que el negocio editorial termino por impulsar como el boom latinoamericano. 

Desde hace algunos años ha hecho carrera la idea de la negación del boom, de aquella frase de "matar al padre" que la verdad no entiendo (me explico o creo explicarme: los que hablan de "matar al padre" no niegan al boom, por lo menos no de forma sincera. Lo reconocen, lo admiran y lo niegan). Es como una tendencia de decir lo importante del boom y lo alejado que estamos ahora de él, no solo hablando del tiempo sino de los intereses que dichas narrativas abrían para nosotros.  

Es evidente y natural el cambio de los tiempos, de las tecnologías y de los encantos y desencantos de la vida, moderna o postmoderna como dicen los pensadores; por lo cual deben ser natural los diversos caminos que las narrativas han ido tomando desde aquellas décadas de los sesentas y los setentas. 

Nada tan alejado como negar el interés que genera en los lectores de hoy alguna novela de Fuentes, Vargas Llosa, García Márquez o Cortázar, por nombrar algunos. Y nada tan alejado como el negar los puntos de contacto de aquellas historias con nuestras sociedades del siglo XXI. Otra Maga puede estar a la vuelta de la esquina.

Creo que no se trata de estar a favor o en contra, o estar a favor con una lapida en la mano, una reverencia por aquellos maestros canónicos y una pila de sus libros en los estantes de los libros que nunca serán buscados. La única verdad debería de ser el regreso y la re lectura de los libros a los que no podemos resistirnos.

La lista de autores según Wikipedia de autores precursores del boom: ocho autores entre los cuales están cuatro que rondan mis lecturas y re lecturas: Jorge Luis Borges, Ernesto Sabato, Juan Rulfo y Juan Carlos Onetti.

Opiniones contemporáneas sobre el boom: 

sábado, 3 de noviembre de 2012

reinicio del lector


A Canterbury Tale, 1944


Todo en este blog llega a veces tarde, anacrónico quizás como son las lecturas o las películas que terminan por gustarnos. Esas o esos que se atraviesan a tareas más urgentes. Ahora debo de preparar una presentación sobre el relato de Borges titulado El Inmortal, ¿y como hacerlo sin referirme a los sucesos que se narran en el texto y como referirme sin evitar en la tentación de terminar por leerlo palabra por palabra hasta agotar el tiempo del ejercicio? Cualquier lectura diferente será incompleta. Por ahora el texto de Borges me refiere a la imagen de un hombre que ve en una película la imagen y el recuerdo de otra que ha visto anteriormente y de la que no recuerda su nombre. Debo corregir o mejor precisar, pues no ve la misma imagen, pero dicha imagen le trae en forma de recuerdo la otra. Ambas son diferentes pero es en dicho espectador donde las dos se conectan, se establecen en el presente como si compartieran un mismo origen. Dicho suceso lo he tomado de Victor Burgin quien lo cuenta en un pequeño libro de hermosa portada recostada en  azul con el rostro de una mujer tomada de la película A Canterbury Tale (1944) de Michael Powell and Emeric Pressburger. El Libro de Burgin: The Remembered Film (2004).

La memoria crea conexiones y relaciona, ignorando el peso del tiempo, significados diversos: textos, películas, rostros, voces y/o el murmullo de un poema. Dichas interconexiones, relaciones o vínculos no existen, y solo son posibles con la intervención del lector, de aquel lector de textos, películas  rostros, voces y/o el poema que ya leyó antes y que ahora relee en uno nuevo.


"La historia que he narrado parece irreal porque en ella se mezclan los sucesos de dos hombres distintos"
El Inmortal, Jorge Luis Borges, 1949.


The Remembered Film, Victor Burgin (2004)

jueves, 18 de octubre de 2012

Un Mundo para Bryce




Alfredo Bryce Echenique, escritor peruano nacido en 1939, lleva escribiendo durante muchos de sus 73 años, con obras que son consideradas por muchos como memorables en la literatura latinoamericana, como Un Mundo para Julius (1970) y La Vida Exagerada de Martín Romaña (1980) entre otras, su obra pasa por el cuento, la novela, ensayos y artículos  Hasta ahora no he leído ninguna, por lo cual mi opinión considero sera algo objetiva.

La cuestión: el jurado de la Feria del Libro de Guadalajara (FIL) le concedió este año el Premio de Literatura Lenguas Romances como reconocimiento al conjunto de su obra narrativa. Ahora bien, el premio que se le debe entregar el próximo 24 de Noviembre, viene cargado por la polémica alrededor de unas acusaciones de plagio alrededor de artículos que escribió tomando títulos y párrafos enteros de escritores menos conocidos (estas acusaciones vienen desde el año 2006). Entonces: hay dos bandos, el oficial (organizadores del premio y 109 intelectuales y escritores que han firmado una carta en su apoyo) que defienden el fallo del jurado argumentando que el premio recae sobre la obra narrativa (cuento y novela) y no la de no ficción (ensayos y artículos ; y la de otros intelectuales y escritores que consideran inadmisible entregarle dicho galardón y los 150 mil dólares del premio a un plagiario.

Como dije de su obra no he leído nada, ah si, solamente el cuento Con Jimmy, en Paracas (1968) que se incluyó en una antología titulada 16 Cuentos Latinoamericanos (1992). Ahora bien, desde mi humilde opinión, lo mejor que se puede hacer con Bryce ( y ante las dudas, por si acaso) es leer algo de su obra y dejar que el dichoso premio se lo lleve otro autor "reconocido", de esos que las editoriales y el mundillo del libro necesitan promocionar para incrementar sus ventas. No soy abogado ni juez, solo me remito a la aparente cantidad de acusaciones de plagio y a las palabras poco claras de defensa del escritor, así como a la ausencia de algo de dignidad para declinar un premio envuelto en una polémica que su obra "narrativa" de seguro no necesita. 

Los Plagios de Bryce:
http://redaccion.nexos.com.mx/?p=4238    

Las Palabras de Bryce:
http://peru21.pe/noticia/460221/alfredo-bryce-plagio-homenaje

El Premio:
http://cultura.elpais.com/cultura/2012/09/03/actualidad/1346682330_766783.html

La Polémica:
http://cultura.elpais.com/cultura/2012/10/19/actualidad/1350600768_039993.html


Postdata: Dos bellos títulos en los libros de Bryce (me refiero solo a los títulos, y quizás porque me gusta la palabra "huerto") que podrían ser interesantes de leer: Huerto Cerrado (1968) y El Huerto de mi Amada (2002), el primero libro de cuentos y el segundo novela. Dentro de Huerto Cerrado, un relato con un titulo inquietante: El Descubrimiento de América. La desilusión  "América se estaba cambiando."

miércoles, 17 de octubre de 2012

El salto de Vargas LLosa





Dos noticias de la semana pasada que leí en El Espectador de Bogotá sobre Mario Vargas Llosa me hicieron pensar una y otra vez en la sutil diferencia que existe (aunque muchos no lo vean así o no lo quieran ver) entre las palabras escritas en el texto (tradicional o digital) y la persona que las ha escrito.  Y en el juego de analogías la cosa se ve mas complicada, pues si lo escrito es el hijo amado de su escribidor, entonces cualquier reparo al hijo jamás será perdonado por dicho padre. Y de forma contraria, ¿si el padre nos ofende, entonces lo seguiremos leyendo sin inmutarnos?

No he sido lector ni seguidor encantado o desencantado de Vargas Llosa, como si lo fui de Cela, pero en este juego me creo lector juicioso, divertido y profesional de Vargas Llosa y entonces leo la primera noticia que se titula así: Vargas Llosa: “los toros son fuente de inspiración de artes y letras”, Oct 13 de 2012. Palabras mas palabras menos el premio nobel peruano va a Toro en Zamora, España y recibe un homenaje por su apoyo a la tauromaquia, la cual ha elevado a hecho cultural. Trascribo un párrafo: Vargas Llosa aseguró que si abolieran las referencias a los toros se empobrecerían la poesía, la pintura, la música o la filosofía, ya que la tauromaquia “ha irrigado prácticamente todas las manifestaciones de la creatividad, artística y cultural”. ¿? (Los interrogantes son míos) Indiferente si se esta de acuerdo con la “fiesta” brava o no, si se es indiferente y se encuentra mas interés en comentar el salto de Baumgartner desde el borde de la estratosfera para superar la velocidad del sonido y varios records mas; la mayor caída al vacío es la del incansable Vargas Llosa con un argumento tan absurdo que casi ni vale la pena rebatir. ¿Acaso la guerra, las guerras, matanzas, genocidios, no se han reflejado en diversas expresiones artísticas? ¿Acaso no es cierto que no conoceríamos el Guernica de Picasso si el bombardeo alemán al pueblo español del mismo nombre no se hubiera llevado a cabo en aquel Abril de 1937? 

Entonces siguiendo mi fervor por Vargas Llosa o mejor, mi pretendido fervor por sus escritos, me pregunto si es posible tomar pinzas y reprochar a la persona, si se quiere ser mas extremo e intolerante, decir odiar a la persona, pero continuar pagando por sus ficciones para sentarse a leerlas en una tarde de domingo? Los más “civilizados” y utópicos dirían sin lugar a dudas que si, pero los más terrenales podríamos quizás continuar sus lecturas, reducir la frecuencia de las mismas, dejar que el desinterés nos lleve por otros caminos, pero lo que si sería difícil de negar es pretender que las posibles posteriores lecturas fueran de alguna forma las mismas.

Posdata: ¿Es justo apoyarse en Arguedas para apoyar su defensa de la “fiesta” Brava?

jueves, 4 de octubre de 2012

Fractales


by Allison Diaz

Imágenes fracturadas como palabras, que invitan a formar un discurso, que se superponen como culturas milenarias, de las que leemos con asombro y a veces con demasiada distancia. Se toma una imagen y se trata de entender, de describir en nuestro imaginario, de domesticarla o de permitir que nos reconstruya. Se toma un texto y se inicia un camino que puede no tener destino, pero que narra ese otro que no somos, que no fuimos pero que secuestramos en las lecturas. Secuestrar quizás no es apropiado, pero son las palabras que bombardean nuestro tiempo. El fractal se recompone de forma imposible, solo para un segundo que no termina y que ya no dejamos escapar.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Palimpsestos espaciales

Proyecto Gehry-Mirvish, Toronto 2014


Cuando se escribe un texto no solo se emplea un papel en blanco, o ahora una pantalla vacía, se utilizan textos que recorren la cabeza del escritor, palabras que se han ido juntando y trasponiendo, remplazándose hasta creer llegar a una destino final. Este texto escrito se corrige, al margen, tachando, sobrescribiendo,  suprimiendo si se quiere. Sin embargo algo de ese texto inicial se resiste a ser abandonado dejando mas adelante campo para la revancha o el error. Un texto definitivo es un texto que puede ser cambiado, utilizando la capa de una escritura anterior: el Códice Selden de los Mixtecas con huellas de escrituras borradas, palimpsestos; los monumentos de piedra Zapotecas y Mayas, que fueron enterrados, mutilados o movidos para recontar una nueva historia. Palimpsestos: manuscrito antiguo que conserva huellas de una escritura anterior borrada artificialmente. ¿Qué puede quedar en la arquitectura, en una construcción sobre las ruinas de la precedente? Física y espacialmente podría ser nada pero a nivel de imaginario, individual o colectivo: mucho, ¿demasiado? ¿Palimpsestos? Leo sobre el proyecto de construcción de tres torres de apartamentos para el centro de Toronto con el sello de Frank Gehry-David Mirvish. ¿Quién se puede negar? Una escritura/proyecto nuevo que se erige sobre la destrucción de lo prexistente, nada nuevo: el olvido del teatro Princess of Wales de 1993. ¿Qué puede hacer este ante un proyecto de 85 pisos de apartamentos? No se la historia del teatro para aumentar mas dramatismo al asunto, solo del prestigio de Gehry, la inexorable llegada de la modernidad y el imaginario que se queda en las mentes de los ciudadanos que crecen, se multiplican y mueren. El proyecto puede no ser malo, su impacto de seguro tampoco, lo único que se pide es que se debata y se despida lo que lentamente se va y que lentamente no volverá.


Princess of Wales theatre, Toronto 1993

miércoles, 26 de septiembre de 2012

El otro diluvio





Esta semana he oído y leído historias sobre el diluvio, no solo el diluvio que leemos en La Biblia, proveniente del Pentateuco judeo-cristiano (antigua Mesopotamia), sino también los diluvios provenientes de las Metamorfosis de Ovidio (la Roma de Augusto), del Popol Vuh de la región del Quiché (Guatemala) y de los Ritos y tradiciones del Huarochirí de la costa/sierra central del Perú. Todos guardan conexiones o coincidencias como si pudieran quizás ser una misma historia, posible o no geográfica y temporalmente, pero unidos en forma de mitos e imágenes que nos llegan desde las lecturas infantiles. La historia del diluvio se repite, como un pequeño fractal en algunos casos y que vemos a través de los noticieros o a través de la conectividad de nuestros computadores, celulares o tabletas. Del otro diluvio que quisiera traer voy a transcribir palabras que lo han narrado, ejerciendo la libertad del lector y escribidor para tomar las frases del relato impreso, escogerlas, saltearlas y ponerlas como si estuvieran originalmente unas al lado de las otras: la destrucción del relato o la invitación caótica de su lectura; haciendo énfasis en que he escrito invitación caótica y no lectura caótica.


… sopló un viento espeso y oscuro que barrió en una amplia vuelta redonda el polvo y la dura yesca de mayo. Entonces llovió. Y el cielo fue una sustancia gelatinosa y gris que aleteó a una cuarta de nuestras cabezas. Llovió durante toda la tarde en un solo tono. En la intensidad uniforme y apacible se oía caer el agua como cuando se viaja toda la tarde en un tren. Pero sin que advirtiéramos, la lluvia estaba penetrando demasiado hondo en nuestros sentidos. La tierra áspera y parda de mayo se había convertido durante la noche en una sustancia oscura y pastosa, parecida al jabón ordinario. Y así lo hicieron, mientras la lluvia crecía como un árbol inmenso sobre los árboles. Vi a mi padre sentado en el mecedor, recostadas en una almohada las vértebras doloridas, y los ojos tristes, perdidos en el laberinto de la lluvia. Estábamos paralizados, narcotizados por la lluvia, entregados al derrumbamiento de la naturaleza en una actitud pacífica y resignada. Aterrorizada, poseída por el espanto y el diluvio, me senté en el mecedor con las piernas encogidas y los ojos fijos en la oscuridad húmeda y llena de turbios presentimientos…


Para los interesados en leer sobre los cuatro diluvios, dejo aquí este enlace: http://lamaquinacultural.wordpress.com/2012/09/27/la-gran-inundacion/

Para los que quieren leer, releer o completar el caos del relato desordenado, les dejo este enlace del Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo (1955):

Exterioridad y conectividad de poesías



Marilyn Monroe (1926-1962)



Recorriendo textos, nombres, fechas y hechos se encuentra la poesía de Ernesto Cardenal (Nicaragua, 1925), quien juega con sus palabras y lo que vemos a través de ellas. Lo leemos superponiendo una mujer rubia que nos deslumbra aún en la pantalla con el rostro que reconocemos de Marilyn Monroe y la mujer que soñó ser estrella de cine. El poema se titula Oración por Marilyn Monroe. No es este el poema que transcribo, acaso es lo que pudo haber escrito ella si su muerte realmente hubiera sido un suicidio:


Adiós.
Salgo como de un traje
estrecho y delicado
difícilmente
un pie
después despacio
el otro.
Salgo como de bajo
un derrumbe
arrastrándome
sorda al dolor
deshecha la piel
y sin ayuda.
Salgo penosamente
al fin
de ese pasado
de ese arduo aprendizaje
de esa agónica vida.

(1961)...
...solo la fecha, un año antes de su muerte. La autora no fue Marilyn, tampoco Cardenal, fue otra mujer que apenas voy conociendo y a la que llegué a través de las novelas y cuentos de su amante, el escritor no profesional de apellido Onetti.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Las Máscaras


Untitled (Three women´s faces) 1964, Daniel Broadbender 


En un blog leí que etimológicamente, persona significa máscara y que vivimos rodeados de máscaras, algunas más burdas que otras, pero todas falsas al fin y al cabo. A Eric Rohmer no le importaba contar la realidad en sus películas, solo le bastaba con contar la versión de dicha realidad a través de la percepción de cualquiera de sus personajes, y creo que en definitiva es lo mas sano y sensato, pues la realidad de una historia no existe, o mejor, existen tantas realidades como máscaras, y tantas máscaras como personajes de dicha historia. 

En este verano empecé por tratar de terminar de leer un ensayo de Vargas Llosa sobre la narrativa del escritor Uruguayo Juan Carlos Onetti, un largo ensayo publicado bajo el titulo El viaje a la ficción (2008), una lectura que en medio de sus virtudes y defectos me llevo a leer, sin ningún tipo de pretensión o prisa, algún relato o novela corta de Onetti, reencontrándome con mi segunda lectura de El Pozo (1939), en la cual encontré nuevas claves y de seguro nuevos malentendidos. 

Las máscaras en Onetti pueden ser infinitas y caprichosas, como la intención de Eladio Linacero que en El Pozo nos comparte su obsesión y necesidad imposible de reproducir un hecho pasado, de volver a estar "donde se estuvo" para, como dice atrapar el pasado y recuperar a la Ceci perdida, la que ahora duerme a su lado pero con una máscara diferente. Eladio pretender despertar aquella noche a Ceci para llevarla, sin explicaciones, a la misma calle donde se vieron antes de casarse, para hacerla caminar y venir hacia él como aquella vez. Ceci sin comprender nada lo hace, camina una y otra vez, se va y regresa, pero ya nada es igual, no tiene la misma cara, no piensa lo mismo. La derrota de Eladio se repite una y otra vez en la narrativa de Onetti, se repite en el relato Un sueño realizado (1941) y en muchos más, así como se repiten a veces los sueños, las personas, los odios, los amores y las lecturas. 

La segunda lectura de Onetti no es la segunda, es realmente la primera y siempre se mantendrá así.
Eric Rohmer podría haber filmado alguna historia Onettiana, acaso si no hubiera sido tan receloso por trabajar sobre sus propias historias o tan desconfiado para girar sobre sus propias máscaras.

Dos preguntas sobre fantasmas: ¿Existió Don Quijote?, ¿Existe Latinoamerica? dos preguntas que escuché esta semana y sobre las cuales pienso en una posible respuesta de que seguro es falsa: Existe Santa Maria o Santamaria, aquel lugar cercano al Río de la Plata donde regresan y caminan los personajes de los que escribió Onetti, aquellas máscaras que ya que su relator se ha ido, caminan una y otra vez sin el cuidado o la preocupación de repetirse en un libro muerto.


Juan Carlos Onetti ( 1909-1994)

domingo, 6 de mayo de 2012

Norah Jones y los sueños





Norah Jones - Happy Pills (Little Broken Hearts)


En el año 1999 Florence Thomas publicó en el diario El Tiempo un articulo titulado Ojos bien cerrados, refiriéndose a la película de Stanley Kubrick del mismo nombre Eyes wide shut (1999) para hablar de los sueños y de los fantasmas que nos permiten vivir vidas diferentes a las que llevamos, como si fueran una ventana por donde vemos caminos que no se tomaron; una ventana por la que se mira Nicole Kidman al mirarse desnuda frente al espejo imaginando ser otra mujer. Este articulo y el más reciente disco de Norah Jones crean algunas relaciones disimiles que confluyen para mi.
La primera, por supuesto, el disco de Norah Jones y su caratula donde retoma el poster de la película de Russ Meyer Mudhoney (1965). Jones explica que dicho poster era uno más en el estudio de grabación, y que día a día se detenía más al verlo y pensar, leer o soñar en la mirada de esa mujer misteriosa del poster, tratando de descifrarla e imaginando poder ser ella. Aquella película de Meyer cargada de erotismo para algunos y pornografía para otros, donde la chica del poster, Antoinette Christiani se pasea con sus pechos voluptuosos en medio del maltrato de su marido y la atracción por la llegada de un desconocido que trabaja para su tío; inspiró de igual forma al grupo musical de Seattle conformado por Mark Arm que junto a Nirvana definieron el movimiento Grunge durante la década de los noventas, el nombre de dicha banda no podría ser otro que el mismo Mudhoney. La mirada algo diabólica de la mujer del poster no guarda ninguna relación con la cara serena de la mujer del cuadro de Klimt The Bride (1917/18) que sirve de caratula de una novela que me encontré abandonada en un pasillo de la universidad. Dicha novela de 99 páginas se llama en ingles Dream Story (en alemán Traumnovelle) de Arthur Schnitzler (1926), y corresponde a la historia que inspiró el guion que escribieron Kubrick y Frederic Raphael para filmar Eyes wide shut. En ambas historias el hilo de los sueños tiene un peso relevante, pues en Eyes wide shut y Dream Story las fantasías sexuales, las aventuras que suceden en los sueños y las posibilidades que no sucedieron moldean la historia de los personajes. La chica del poster, Antoinette, no es Norah Jones, aunque ahora en la portada de su más reciente disco titulado Little Broken Hearts (2012) se parezcan y jueguen a ser la misma; Norah Jones sueña a Antoinette, así como la Kidman se sueña en otra historia que libere sus deseos sexuales o le traiga algunas de las caras placenteras que pertenecen al cuadro de Klimt. Quizás lo mejor para terminar e iniciar con dichas relaciones disimiles sea escuchar a Norah Jones mientras se recorre la lectura de Dream Story, pensando en nuevas relaciones que podrían llevarnos al rostro de Keira Knightley en la película de Cronenberg Dangerous Method (2011) sobre Freud (contemporáneo y admirador de Schnitzler), Jung y su relación con esta perturbadora mujer. Eyes Wide Shut, Dream Story, Dangerous Method y Mudhoney podrían incluir una mujer más, una que sueña ser estos personajes  y que en cierta forma podría coincidir con la vida que Norah Jones piensa a través del poster del estudio de grabación, aquella vida que existe a través de la maldad en los ojos de Antoinette y de la indefensión que al mismo tiempo se ve en ellos.


 Nicole Kidman (Eyes wide shut)


 Gustav Klimt, The Bride (1917/18)

domingo, 25 de marzo de 2012

Tabucchi



Ha muerto Antonio Tabucchi (1943-2012), escritor Italiano, no lo he leído aunque en mi imaginario como en el de millones de lectores su novela mas comentada se mantiene en mi cabeza con el titulo, lo que leo de ella y lo que me imagino algún día será mezclado y suplantado con las letras de la novela real de Tabucci: Sostiene Pereira (Anagrama 1994). Hace dos días escuché nombrar "mi territorio" como el lugar por donde transcurro, por donde ando, por donde vamos todos. El de Tabucci puede ser el lugar donde están sus libros, sus territorios, Italia, Portugal, España, acaso el resto del mundo a donde sus novelas llegaron antes que él.

De entre tantas reseñas que saldrán escojo esta publicada en 1999 por Lucia Magi:

Antonio Tabucchi, con la casa a cuestas

El italiano es la patria portátil del escritor, que guarda miles de libros en la vivienda de su infancia en la Toscana


Sostiene Antonio Tabucchi que lleva encima su casa, la puede esconder en el bolsillo de la americana y sacarla cuando más le complace, no necesita buscarla en un lugar preciso del mundo. Sostiene Tabucchi que su patria es portátil, sin peso alguno: es el italiano, el idioma en que piensa, sueña, escribe. Cabe imaginar entonces que el amplio escritorio de madera que domina su apartamento en el norte de la Toscana, con libros, papeles y una tacita de café humeando, sitiado por estanterías repletas hasta el techo, podría encontrarse igual de cómodo en su estudio de Lisboa o asomarse a un elegante bulevar parisino. En la campiña de Pisa, entre mar y colinas de mármol, el escritor italiano conserva la vivienda de su infancia, su "casa-madre". Sin embargo, pasa gran parte del año entre la capital portuguesa y la francesa. "Nací el 24 de septiembre de 1943. Aquella noche los americanos empezaron a bombardear Pisa para liberarla de los nazis. Mi padre, subido en una bici, nos trajo a mi madre y a mí hasta aquí, donde vivían los abuelos". Esta casa es un refugio, entonces como ahora, el lugar donde resucitar recuerdos, un sabor o un libro. Aquí guarda la mayoría de sus volúmenes. "Hay varios millares", dice entornando ojos y brazos: están en cada rincón, sólo la cocina se salva de la pacífica invasión. Estos libros, junto a las fotos de su mujer, hijos y nietos, vigilaban sus espaldas cuando escribió Sostiene Pereira (Anagrama, 1994), la historia del anciano periodista con predilección para las esquelas que le proyectó hacia la fama internacional, le valió un Premio Campiello, un Jean Monnet de la Literatura Europea e inspiró la película de Roberto Faenza con Marcello Mastroianni.

Narrador, ensayista, traductor -sobre todo del amadísimo Fernando Pessoa-, acaba de publicar Il tempo invecchia in fretta (El tiempo envejece deprisa, que Anagrama publicará en España en primavera). Cinco años después del monólogo Tristano muere, Tabucchi vuelve a investigar el límite de la vida. Los personajes, todos bastante mayores, miran hacia atrás, intentan sintonizar los recuerdos sobre algo que dé sentido a su existencia. Viven en nueve intensos cuentos, el formato literario más propio de una prosa que persigue la evanescencia del tiempo, su rebobinarse y romperse. Como ocurre en una vieja casa. Con un guiño pícaro y gentil, el escritor señala la dedicatoria de Rafael Alberti en la primera página de un libro, un retrato de Pessoa colgando de la pared, un esbozo del viñetista Tullio Pericoli, una caja de lata, regalo del hijo, un loro de madera, su fetiche. En cada cosa vigila un recuerdo, sostiene Tabucchi.

sábado, 24 de marzo de 2012

Mapa mental de una despedida

La Ciudad, xilografia, Frans Masereel (1925)

Esta semana pensando como vincular la película o la novela La virgen de los sicarios (1994) con el concepto de nación, llegué a una lectura titulada Narrar/leer/estudiar: La ciudad latinoamericana de Sarah Mujica, profesora de critica literaria de la Universidad Javeriana, donde se hace referencia al artículo del urbanista Kevin Lynch titulado The Visible shape of the shapeless metrópolis (1965), el cual enuncia que la propiedad de la ciudad es de los habitantes y no de los que teorizan sobre ella, o sea arquitectos, urbanistas, diseñadores, etc. Y donde se hace referencia al concepto del Mapa Mental que representa la imagen del espacio urbano que tienen los ciudadanos y que se forma a través de los recorridos y usos que estos hacen de y en la ciudad. Leyendo esto me ponía a pensar en la Medellín de La virgen de los sicarios, una ciudad fragmentada, por supuesto, que solo se nos muestra a través de los recorridos que de ella hace el gramático Fernando Vallejo a su regreso después de 30 años de destierro. Ese recorrido en una ciudad que apenas de despierta después de esa pesadilla que fue Pablo Escobar y que no se acabaría del todo, es un recorrido salpicado de sangre dejando claro que Colombia no tiene posibilidad de redención y que lo mejor es su destrucción, en palabras de Vallejo, por supuesto. Pero lo que me interesa no son los comentarios tremendistas del autor, que a pesar de todo dice que ataca a Colombia porque la ama, y quiere que muera para que deje de sufrir. Para mi es solo un llamado de atención a los poderes que nos gobiernan, en todos los sentidos, y una invitación a querer el territorio donde nacimos. En definitiva una muestra de amor de Vallejo.

Benedict Anderson en su celebre libro Comunidades Imaginadas (1983) nos habla del concepto de la nación a la que pertenecemos de acuerdo a la capacidad de imaginarnos inmersos en una comunidad, donde nos une la lengua, las costumbres y el sentirnos participe de idearios comunes. Entonces pienso en la comunidad a la que pertenecen aquellos sicarios de Vallejo y como dibujan su ciudad y me doy cuenta que pertenecemos a territorios diferentes, con espacios urbanos disimiles que pueden confluir en los momentos oscuros de violencia que cada ciudad posee. Como cuando la violencia confluye en Cali en el espacio urbano de los que queremos, obligándonos a despedidas y ausencias que de forma natural deberían producirse veinte o treinta años después. El escenario puede ser el mismo pero el mapa mental difiere, no es la misma ciudad donde se asesina que la misma ciudad donde se vive, las cuatro paredes donde encuentran un cuerpo muerto no pueden reproducir  y generar la misma abstracción y sentimientos que horas antes producían para la victima, aquella que dibuja su espacio personal, intimo y sagrado donde se siente protegido por los dioses y demonios que ve y conviven en su interior. La imagen que tenemos de una pila de libros leídos y recreados en estas cuatro paredes no será ya la misma una vez la muerte ha entrado y se ha ido con la certeza de la impunidad.

Creo que ya no me interesa en este escrito integrar la película con la nación, ni la ciudad con la comunidad imaginada que cada quien lleva junto con sus sueños y temores; ahora solo me interesa tratar de comprender lo difícil que se ven las despedidas cuando se está a miles de kilómetros de Cali, cuando no se puede estar allí para retener el olor de la ciudad, el movimiento de las hojas o la memoria de nuestro recorrido por las calles y aceras que nos llevan a esa ultima despedida y que nos pertenecerían por siempre de forma irrepetible y exclusiva.

¿Cómo funcionan las ciudades en la vida real? Es el titulo de una entrada del blog de Anatxu Zabalbeascoa titulado Del tirador a la ciudad, donde se hace referencia al trabajo de la activista y teórica del urbanismo Jane Jacobs y su libro Muerte y vida de las grandes ciudades (1973) ó Muerte y vida de las grandes ciudades americanas (?) que viene a ser la defensa de la ciudad no proyectada. Ella escribía sobre la población de las grandes ciudades, conformada esta por una mayor cantidad de personas desconocidas que conocidas, sobre la existencia de mas extraños que habituales, como una reunión social donde termina por aparecer la barbarie y la inseguridad real – no imaginaria – que mantiene a los ciudadanos recorriendo siempre la ciudad que les parece más segura, construyendo un mapa ya no por aventura sino por miedo y precaución. Me pregunto: ¿Y que sucede cuando no solo nuestras aceras, calles, antejardines, postes, porterías, tiendas y escaleras se vuelven inseguras, sino también el espacio donde nos recluimos cada noche para perdernos en nosotros mismos, para convivir y confrontarnos con nuestros secretos? Entonces ya no solo la ciudad de nuestros recorridos se vuelve ajena, sino también casi nuestra propia cama. La seguridad de nuestras ciudades no debería depender de la fuerza policial, sino de sus ciudadanos, conocidos o extraños entre si, como una comunidad imaginada y cohesionada.

Ha muerto alguien en Cali en su propio espacio seguro y tranquilo, por personas que no le eran del todo extrañas, pero Cali se levanta al siguiente día ignorando la violencia que lleva por dentro y que la relaciona con la Medellín de Vallejo, y pareciera que al igual que en la película o en la novela su muerte fuera una muerte mas inserta en las estadistas de un departamento gubernamental, pero aún hay personas que sienten su muerte, que maldicen hasta la ciudad que nos pertenece y que imaginan un ultimo encuentro imposible desde la misma Cali asesina o desde cualquier ciudad donde el nombre de la victima sea nombrado.

domingo, 5 de febrero de 2012

Sobre las lecturas recomendadas




Aunque todos los días recibo un correo con los titulares del periódico El País de Cali, la verdad es que poco lo leo, quizás porque el contenido que encuentro no me atrae, y desafortunadamente pretendiendo ser local en medio de este mundo hibrido y globalizado, encuentro que la información que requiero de Cali la puedo encontrar a través de los enlaces que mis amigos o los amigos de estos postean en Facebook (y eso que soy un usuario pasivo de la red, de esos que no suben contenido ni colocan frases en su estado). Entonces resumo mis fuentes informativas online a dos diarios: El Espectador (y no El Tiempo por su bonito pero inadecuado diseño virtual que pretendiera obligarme a leer…debes saber, debes hacer, debes leer...) y El País de España. Y extrañamente hoy decido no borrar el enlace de El País de Cali y leo una entrevista publicada en la Gaceta del domingo a Alejandro Zambra (quizás la Gaceta es lo único bueno del periódico), escritor chileno que visitó Cartagena en el marco del Hay Festival. Zambra, crítico literario, poeta y narrador, y a juicio de buena parte de la crítica literaria latinoamericana (si es que existe) uno de los mejores escritores de nuestra región en la actualidad. Tres novelas cortas, de esas para los que no pueden o podemos (?) perder tanto tiempo leyendo ficción, forman parte de su obra en prosa: Bonsái (2006), La vida privada de los arboles (2007) y Formas de volver a casa (2011). Para cerrar el tema de Zambra las noventa y tantas páginas de Bonsai podría ser una buena forma de iniciarse en su lectura. Mientras escribo esto suena Death Cab for Cutie con Codes and Keys, que ya había escuchado en una banda sonora de Six Feet Under con Transatlanticism, y antes lo que ya nos queda de REM con We all go back to where we belong con la única imagen de Kirsten Dunst en su video. Pero a lo que me lleva la entrevista de Zambra es su comentario sobre La mansión de Araucaima, que curiosamente releí hace apenas algunos días, tratando infructuosamente de encontrar alguna vaga relación entre el personaje de la Machiche y la Celestina. Pero releyendo a Mutis y siendo consciente que es poseedor de uno de los mejores títulos de novela: Ilona llega con la lluvia, y que su mejor obra (según la critica de nuevo) no la he leído: La ultima escala del tramp steamer, a pesar de haberla comprado un mediodía caleño de diciembre de 2002 en la plaza bolívar; pienso en las modas, y en las modas literarias, que como cualquier moda llegan y se van y regresan o no regresan nunca. ¿Quién lee a Mutis ahora?, cuando durante la década de los noventa la casi desaparecida Editorial Norma y su colección La Otra Orilla le publicaba casi una novela por año, quien lo lee ahora? Mejor no preguntarse más sobre nuestras lecturas, que el mercado editorial es quien se preocupa por ellas, por ejemplo ahora se “debe” leer a Juan Gabriel Vásquez (El ruido de las cosas al caer) por Colombia, Jonathan Franzen (Libertad) por Estados Unidos, Javier Marias (Los enamoramientos) o Michel Houellebecq (El mapa y el territorio) por Europa y Haruki Murakami (1Q84) por Asia. Alguien podría decir algo sobre Cela o García Márquez, o el Vargas Llosa que ya pasó el año pasado? ¿Y quien era Camilo Jose Cela?¿Acaso alguien se acuerda? Creo que sería más extraño e inquietante ver reseñas y recomendaciones por lecturas de textos fuera de moda, por ahora me quedaría con dos: el libro de relatos Mi Alma en China de la escritora inglesa Anna Kavan (1901-1968) y un libro de poesía como La Señal del mexicano Jaime Sabines (1926- 1999):

Yo soy, no soy, no he sido
más que un lugar vacío,
un lugar al que llegan de repente
mi cuerpo y tu delirio
y una apagada  voz que nos aprende
como un castigo.



Death Cab for Cutie - Transatlanticism