jueves, 6 de octubre de 2011

Pijamas... esta vez no es un cuento que lo invento yo.


Babásonicos - Mucho (2008)


Cuando debería estar haciendo otras cosas, me pongo a escribir sobre una canción que encontré hace como un año atrás en la biblioteca pública… llevo escamas tuyas en mi piel, pero no es esta, aunque también podría ser. Como siempre no es un canción muy nueva, del año 2008, del grupo argentino Babasónicos que lleva más de 20 años tocando pero que la omnipresencia de Soda y Cerati han obnubilado para mí todo este tiempo. Quizás fue la mañana en que vendados los dos descubrimos como eran las cosas y sin abrir los ojos nos teletransportamos adonde desearíamos estar, es otra de sus letras pero no la mía. Siempre he pensado que lo más cercano a un sueño son los videos musicales, donde las imágenes se suceden, se sobreponen unas a otras sin a veces una secuencia lineal; y entonces veo hoy por primera vez el video de Pijamas, la segunda canción del noveno trabajo discográfico de Babasónicos editado hace tres años con el nombre de Mucho, veo una banda cantando al frente de una rebaño de ovejas y me acuerdo, sin sentido tal vez, y con perdón de Don Luis Buñuel, de su película de 1962 El Ángel Exterminador, aquella que se resistía a filmar en México pues decía no poder encontrar allí el tipo de servilletas que encontraría en Londres o París para ambientar el ambiente burgués de su historia. En esta película producida por Gustavo Alatriste, se remarca una vez más uno de los temas recurrentes en la filmografía de Buñuel, la sociedad burguesa y su decadencia, y más que la sociedad burguesa la incapacidad del hombre por comunicarse, por creerse y por reconocerse en un mismo mundo inacabado. El tema: después de una cena en la mansión de la calle Providencia, el grupo de comensales pertenecientes a la alta burguesía encuentran por una razón, inexplicable para ellos y para el espectador, que les es imposible salir de aquella casa, forzándose a convivir durante varios días y exponiendo mutuamente la hipocresía, el egoísmo y la maldad que genera dicho encierro y el deseo de supervivencia individual. Nadie es capaz de salir, nadie se comunica para hacerlo, y en medio de esta historia, Buñuel se recrea filmando secuencias que pudieran parecer errores de edición: dos entradas de los invitados a la casa, dos entradas que muestran lo mismo pero que son diferentes, dos huidas de los criados apenas se inicia la película, en fin, una serie de repeticiones que le permiten jugar como si fuera un sueño o un trance hipnótico, llenando la mansión de corderos y de un oso que deambulan por la casa sin un sentido explicable; a lo que Silvia Pinal decía: “solo Don Luis sabía el significado del oso, ningún otro de nosotros sabíamos que sentido tenía el oso en la historia subiendo las escaleras y merodeando por los cuartos”. Todo esto me llevó el video de Babásonicos nada comparable con la obra de Buñuel, pero conectado para mí como se puede conectar un poema de la Storni con la voz de una mujer que habla en la radio y lee las ultimas frases que recita la Verdú en Y tu mamá también: “la vida es como la espuma, por eso hay que darse como el mar”… Más letras de Babásonicos: desconfío que me entiendas de verdad… y la verdad es que te amo. Suenan las letras en medio de la noche, antes del amanecer, cuando todos están dormidos, menos yo que también creo estarlo; y todo esto para escribir la estrofa de Pijamas que realmente conecta con una historia diferente que apenas trato de imaginar: por mi cama pasa un rio, y en el rio un rebaño abreva el sol y un pastor inmóvil sentado a tus pies me canta, me canta.

Por única vez, te pido que entiendas que este no es un cuento que lo invento yo…  


No hay comentarios: