lunes, 7 de febrero de 2011

Una muerte, un premio y una novela



Dos noticias sobre las cuales escribir. Cuando escribí esto en mi cuaderno de papel a manera de borrador, decía que una era más reciente que la otra; ahora, que lo hago de forma digital, debo decir que sobre las dos han pasado ya muchos días. La primera fue publicada con el titulo A Suicide Leaves a Literary Journal and Its Editor in Limbo en el New York Times de Septiembre de 2010, originada en Charlottesville, en la universidad de Virginia. La historia cuenta el suicidio de kevin Morrissey, jefe de redacción del magazín literario de la universidad “The Virginia Quarterly Review” (VQR), el cual ocurrió en las afuera de la ciudad el 30 de julio del 2010 por medio de arma de fuego, dejando una nota sin culpar a nadie, disculpándose, y habiendo tenido la precaución de llamar al 911 para reportar un tiroteo en su ubicación para de esa forma ser encontrado de forma rápida. Kevin Morrissey murió según sus familiares por el trato aspero/cruel de su jefe Ted Genoways (editor del VQR), y según su jefe y la universidad, por un cuadro depresivo conocido y que había llevado a Morrissey a tomar medicamentos semanas atrás. La situación fue lo suficientemente importante e incómoda como para cancelar la edición de otoño del magazín, cerrar de forma temporal la oficina de Genoways y nombrar una editora en su lugar mientras la universidad llevaba a cabo su investigación.

A través de esta noticia trágica llegué al website de VQR, que en ese entonces desplegaba en su página de inicio un artículo en la parte inferior izquierda en las entradas del blog un artículo titulado: How to market a novel, como promocionar/vender una novela, el cual está relacionado a la editorial independiente Melville House Publishing ubicada en Brooklyn y a sus esfuerzos creativos para promocionar su catalogo (aprovecho para hacer la mención de visitar su página y su blog Mobylives). La entrada habla de forma específica de la promoción del libro Every man dies alone de Hans Fallada, y me relaciona con la segunda noticia, ubicada en el mundo literario canadiense donde la opera prima de la escritora Johanna Skibsrud (30 años) The Sentimentalists ganó el año pasado (9 de noviembre) el Scotiabank Giller Prize, el cual premia a la mejor novela canadiense cada año. La noticia es la siguiente: la novela ganadora del año 2009 The Bishop´s Man de Linden MacIntyre vendió 75.000 copias en edición de tapa dura una vez se alzó con el premio, mientras de la novela ganadora de Skibsrud publicada por la editorial independiente Gaspereau Press, solo se había lanzado una edición inicial antes del premio de 800 copias. La editorial debido a su infraestructura en planta de producción (5 personas) solo está en capacidad de imprimir máximo 1000 copias semanales. Ahora que Skibsrud se convirtió en la ganadora más joven en alzarse con el más prestigioso premio literario canadiense, la pregunta es, o mejor, la pregunta era: donde se puede comprar la novela?, o donde se podía comprar la novela? Pues esta novela prácticamente no existía en ninguna tienda de este país de  9.984.670 kms2 y 34.124.781 millones de habitantes. Y detrás de este interrogante y las presiones para que Gaspereau Press cediera sus derechos o compartiera los derechos exclusivos de la impresión a editoriales más grandes, nació una pregunta de fondo, que aparte de mover los cimientos del premio, podía y puede mover y hacernos pensar en la estructura de los premios literarios no auspiciados por una editorial (los auspiciados por editoriales en el 99.9% de los casos se preocupan más por vender un autor que por premiar una novela) y en especial en la finalidad del Scotiabank Giller Prize. En la página oficial del premio se lee que este fue fundado en 1994 por Jack Rabinovitch en honor a su esposa Doris Giller fallecida de cáncer un años antes, que el premio reconoce la excelencia en la ficción canadiense y que otorga anualmente al ganador CAD 50.000 dólares canadienses, constituyéndose en el mayor premio literario del país. Pero a partir de la divulgación de la obra ganadora del 2010 y de la imposibilidad de la editorial dueña de los derechos de dicha obra de tiradas mayores, surgió una pregunta: debe tenerse en cuenta en la selección de las obras destinadas a optar por el premio el tamaño de la editorial? y la posibilidad de distribución que esta tiene? Si la respuesta fuera positiva y se extendiera a nivel general, un libro como el de Johanna Skibsrud, bueno o malo, nunca habría resultado ganador, los autores publicados en Melville House Publishing no podrían participar en premios literarios, y quizás parte de la vida que le restaba a Kevin Morrissey hubiera carecido de sentido.

P.D. La novela de Skibsrud finalmente se pudo conseguir en tiendas a finales de Noviembre, publicada por Douglas & McIntyre, dejándole el gusto a Gaspereau Press de haber rechazado todas las propuestas de las grandes editoriales. Una historia que podría haberse titulado: Como pasar de 800 copias a 90.000 en unas semanas, de lo minoritario al mainstream? 

1 comentario:

Nancy Londoño dijo...

Pablo, Totalmente de acuerdo con vos. Las editoriales grandes siempre se preocupan finalmente mas por vender y los premios siempre lo hemos dicho son simplemente una de las tantas estrategias de mercadeo. Por eso ahora surgen otras alternativas como publicar en Internet, , ya son cada vez mas los casos exitosos de obras que se dan a conocer en la red. Las Editoriales grandes no son la unica alternativa.